La inflación, el fantasma que acecha el crecimiento de América Latina en 2022

América Latina, previo a la pandemia de coronavirus, iba camino a otra década perdida, en términos de desarrollo económico. Los últimos dos años, por la crisis sanitaria, fueron muy duros y agravaron aún más la situación en la región, algo que se refleja directamente en las proyecciones para el PIB de 2022.

En marzo de 2021, la región que concentra al 8,2% de la población mundial tomó la delantera en la crisis sanitaria al responder por más de una cuarta parte de todas las muertes por Covid-19 en el mundo.

Ese mes, América Latina fue el lugar del planeta con el mayor número de muertes por coronavirus por cada millón de habitantes.

Las medidas de aislamiento necesarias para contener la brutal propagación de la enfermedad derrumbaron la actividad económica en la región, ya debilitada por las crisis anteriores.

Brasil, Chile y Colombia fueron algunos de los países que se apresuraron en tomar medidas macro para garantizar la liquidez en el mercado financiero, el crédito en la economía real y también los ingresos de emergencia para los millones de personas que se quedaron sin trabajo a lo largo de este período.

Aun así, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (CEPAL) estimó que 22 millones de personas cayeron al umbral de la pobreza en 2020, lo que eleva el total a 209 millones (de los cuales 78 millones vivirían en una situación de pobreza extrema).

Esto significa que, si en 2019 el 30,5% de la población latinoamericana era pobre, en 2020 esta proporción se elevó al 33,7%.

Con la reanudación de las actividades, a pesar del progreso desigual de la vacunación, estas son las personas que más sienten ahora el efecto secundario de la inflación.

Según las últimas proyecciones, en Argentina la inflación oficial será del 45%; en México, Colombia, Chile y Perú serán del 7%, 5%, 6,6% y 5,7%, respectivamente; y en Brasil del 5%.

Mientras que los países desarrollados tienen margen fiscal para retrasar al máximo la eliminación de las medidas de estímulo y reconducir la relación oferta-demanda, los países emergentes se ven obligados a subir las tasas de interés como la forma más rápida de frenar el aumento de los precios.

 

La palabra de un especialista

«Desde hace algún tiempo, la inflación se ha acelerado en todos los países de la región y está por encima de la meta en todos ellos. Esto está llevando a un ajuste en la política monetaria. La deuda pública ha aumentado mucho y estos países no imprimen una moneda de reserva (como Estados Unidos y la Unión Europea). Este problema fiscal explica que la economía mundial va a salir de la pandemia aún más desigual de lo que entró», analizó Mário Mesquita, economista jefe de Itaú-BBA, el brazo de análisis y consultoría del mayor banco de América Latina que cotiza en bolsa.

«Los países maduros, con mayor capacidad fiscal, podrán mantener el expansionismo durante más tiempo y, como resultado, su PIB se recuperará de manera más consistente que el de los países emergentes. Los desarrollados pueden esperar que el crecimiento por sí solo reduzca la deuda. Por eso también vemos que la actividad va cayendo [de nuevo, ya no solo por el virus, sino también por la inflación y las tasas de interés] en los mercados emergentes, todos van en esa dirección», agregó.

Mesquita consideró que en el análisis de América Latina el panorama político es siempre un factor adicional y necesario para quien quiera entender lo que está pasando en la región, pero que el gran tema es, de hecho, el fiscal.

Según la CEPAL, América Latina enfrenta su mayor desafío fiscal desde la crisis de la deuda pública de principios de los años 80, cuando el PIB cayó un 6,1%.

«Argentina tiene un acuerdo difícil con el FMI (que pondrá a prueba a la coalición que gobierna el país, derrotada en las primarias de 2021), Chile está saliendo de unas elecciones (y tendrá una nueva Constitución) y en 2022 hay elecciones en Colombia, en Brasil (lo que probablemente hará que se posterguen los ajustes fiscales)», enumeró.

Y continuó: «Perú ha elegido un gobierno antisistema y tiene un parlamento fragmentado que podría conducir a una nueva destitución y disolución del Congreso. México es un caso aparte, porque a pesar de la característica populista típica de los latinos, el presidente Andrés Manuel López Obrador es bastante conservador desde el punto de vista fiscal, no gasta. Sin embargo, hay mucha incertidumbre regulatoria», completó Mesquita.